12 jul 2010

Y SE QUEDAN TAN PANCHOS

Hay veces que las cosas se hacen bien y, aunque no ha sido barato, casi 350 millones de pesetas, al menos, debemos aplaudirlo. El nuevo recinto ferial “El Carmen”, es un ejemplo de ello. Ya lo decía la señora alcaldesa en el acto de inauguración: lo han hecho un aparejador isleño, un arquitecto isleño, la empresa municipal, una subcontrata también isleña y coordinando todo el proyecto el concejal de festejos, también isleño.

Esa debe de ser la sensible diferencia respecto al eje conformado por los Paseos de las Palmeras, del Chocolate, de los Reyes y la calle del Carmen. Donde los técnicos no han sido isleños y el concejal de urbanismo no es isleño. Algunas empresas sí, pero mejor ni hablar de ellas.

Isla Cristina es un pueblo joven. Esa es la afirmación más gratuita que dan los destructores de nuestro patrimonio y de nuestro pasado. Es un pueblo joven y no tiene nada que ofrecernos. Y, claro está, se equivocan. Isla Cristina es un pueblo joven, lo que no significa que tenga que ser, por imposición, un pueblo postmoderno.

Una de las señas de identidad más características de nuestra ciudad, el Paseo de las Palmeras, ha tenido como regalo envenenado de su centenario una de las transformaciones más radicales y nefastas que se puedan hacer en un entorno histórico, protegido por el propio P. G. O. U. que han aprobado los mismos que han consentido la modificación de tal paseo.

Cierto es que en su dilatada historia tuvo sus momentos más álgidos en la década de los veinte, cuando el estilo regionalista de la firma del famoso arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez-Osorio le imprimió su sello más característico; también es verdad que tuvo su retroceso hasta que, de nuevo, fue conformado la estampa más homogénea de que la dotara el inmejorable funcionario municipal Francisco Contreras Delgado.

Y ahora, esto. Esto que no tiene nombre, donde se han rectificado ciento y una vez más las reformas emprendidas y, como muestra un botón, al final han tenido que elevar el suelo del paseo, teniendo que recrecer los alcorques de la centenaria arboleda.

Del ataque contra la vegetación en el Paseo de los Reyes, donde no ha quedado un elemento arbóreo y éstos han sido sustituidos por macetas y toldos, del pavimento y el color empleado, de las horas que luchan contra la suciedad los empleados de limpieza, de las farolas en sus cuatro versiones diferentes, etc., de eso, es mejor ni hablar.

Isla Cristina, en aras de un desarrollo mal entendido, ha dotado ha su centro histórico, mejor dicho, lo ha despojado, de cualquier sombra de lo que fue, convirtiéndolo en un esperpento de si mismo, perdiendo cualquier interés.

Eso deben haber entendido los dirigentes del PSOE, que debe ser eso, que Isla Cristina es un pueblo joven, donde no caben miradores en sus azoteas, ventanas salientes, capillas neogóticas, paseos regionalistas, patios de vecinos, restos arqueológicos, cañones dieciochescos, estatuas a sus pro-hombres, elementos de valor industrial, casonas señoriales y burguesas, porque Isla Cristina es, ante todo, un pueblo moderno,. ¡Y se quedan tan panchos……!

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